sábado, 23 de julio de 2011

ME QUIEREN ENVENENAR


Nací hace mas de veinte años de manera accidental, ya que no era precisamente a mí a quien sembraron, solamente me utilizaron como soporte o estaca de un corralito para proteger a otro árbol que se había sembrado frente a la escuela urbana mixta número dos, como la llamaban para esa época. Las ganas que tenía de vivir me permitieron nacer de esa estaca y de manera muy rápida fui tomando más y más fuerza que el árbol al que debía proteger, hasta llegar a convertirme en una hermosa ceiba.




Esa es la verdadera historia de mi nacimiento, según lo cuentan los maestros de la escuela, que aún siguen educando a niños y jóvenes de mi pueblo querido.











Soy de la familia Bombacaceae, mi nombre científico es Ceiba Pentandra ( L ) Gaertn, mi nombre vulgar es Ceiba o Bonga, soy originaria de América tropical.

En mi país Colombia, especialmente en la costa Caribe soy muy utilizada para fabricar canoas y tallar obras de arte en madera, ya que tengo la facultad de dejarme trabajar fácilmente.

Mi semilla es comestible cocida o tostada, el aceite de las semillas se usa para fabricar jabones. La fibra algodonosa que rodea mis semillas se utiliza en la industria como aislante térmico y acústico en cámaras frigoríficas y aviones y también para rellenar colchones y almohadas.

Como especie ornamental soy un magnifico árbol de sombra.

Me multiplico por semillas y estacas.


Muy apesar de ser útil a la humanidad, por los beneficios que le presto, ahora que se encuentra en remodelación el colegio Rafael Argote Vega, como es llamada actualmente la escuela, he escuchado decir a muchos docentes que la ceiba estorba porque ella tapa la fachada de la edificación lo que hace imposible que las personas puedan apreciarla.



Por muchos años he servido para proteger a los alumnos y demás personas de los fuertes rayos del sol, durante los intensos veranos. He sido testigo del sufrimiento y alegrías de maestros y alumnos, que se apoyan en mi tronco en busca de alguien para contarle lo bueno o malo que le ha sucedido. Mis hojas se alegran y se tiñen intensa mente de ese verde característico, cuando las parejas de enamorados se acercan a mi pie, para jurarse amor o robarse una caricia y un beso.

No me explico porqué esa actitud de querer matarme, cuando no he hecho sino cosas buenas, cosas que benefician a toda la comunidad del sector. La sombra que proyecto por las tardes es utilizada por mi vecino inmediato para descansar plácida mente.




Señor: te pido, te imploro y suplico que les abras el entendimiento a todas aquellas personas que me quieren envenenar. Quiero, señor, seguir habitando este hermoso planeta sufrido.



Les confieso que ya me aplicaron una dosis de veneno, pero mis ganas de vivir son mucho más intensas, hasta el punto que mi cuerpo ha mostrado resistencia al letal veneno....es como si hubiera iniciado a fabricar antídoto en vez de savia. Últimamente he estado feliz, porque ya tengo defensores, dos profesores a los que les agradezco inmensamente ese gran amor que han manifestado hacia mí, les hablo del profesor Alvaro Pisciotti y de la profesora Milena Ravelo, quienes acudieron a CORPOCESAR para evitar que se me siga aplicando el veneno, a ellos mis verdaderos agradecimientos, Dios derrame muchas bendiciones sobre cada uno de ellos.
"Es lamentable ver que personas inescrupulosas atentan de esta manera contra la naturaleza; deprimente, reprochable desde todo punto de vista. Así como hacen esto también le hacen daño a los ríos y ciénagas, sin darse cuenta que más adelante vienen las repercusiones, como por ejemplo, el invierno devastador que nos viene azotando. La naturaleza misma nos cobra mas adelante todas esas malas acciones." (tomado del pilon.com artículo publicado el 8 de marzo de 2011. Presuntos delincuentes envenenaron un viejo caucho en Gamarra)

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